Síndromes laborales y sus consecuencias

Según la medicina, un Síndrome es "el conjunto de síntomas característicos de una enfermedad o un estado determinado"
En este artículo veremos el sinfín de acepciones, todas ellas relacionadas con el empleo y el mundo empresarial y que afectan tanto a subordinados como a superiores.

Es importante señalar el nivel de estrés que pueden ocasionar, desembocando muchas veces en un estrés cronificado, originando malestar y llegando a derivar en muchos casos en enfermedades tanto físicas como mentales. Y, como no, afectar a la productividad dentro del centro de trabajo también.



El Síndrome de Ganímides: limitados a una tarea



Se cataloga como un síndrome gerencial que se produce entre los supervisores con respecto a sus subordinados. “El Síndrome de Ganímedes es aquella actitud orientada a la explotación de una cualidad del subordinado, limitando su desarrollo a un área específica o parte del proceso, la cual es asumida por el supervisor en beneficio propio”, es la definición que se recoge en un artículo de la consultora CNI. Según éste, la actitud puede surgir en cualquier tipo de trabajo, sin un área específica de aplicación, pero donde se persigue más el beneficio de la organización que la del empleado. La pérdida de la comunicación y el desinterés progresivo del trabajador afectado son algunas de las consecuencias más inmediatas.


Síndrome de Solomón: condicionados por la visión del conjunto 


Se dice que padecemos el síndrome de Solomon cuando tomamos decisiones o adoptamos comportamientos para evitar sobresalir o destacar demasiado dentro de la organización. También alude a cuando nos boicoteamos para no salir del camino que transita la mayoría. El síndrome obedece a un estudio realizado por el psicólogo estadounidense Solomon Asch donde quedó demostrado que la mayoría de nosotros asumimos conscientemente y de manera voluntaria las opiniones de la mayoría para ser aceptados por la comunidad.


El síndrome de Estocolmo laboral: empatía con el explotador 


El Síndrome de Estocolmo es el que suele atribuirse a aquellas víctimas de secuestro que acaban compartiendo y justificando las causas que lleva a los secuestradores a dicho comportamiento. En lugar de sentirse como una víctima, acaba desarrollando empatía. Trasladado al entorno laboral podría decirse que surge cuando el empleado se aferra a permanecer en un empleo donde el ambiente es hostil. A diferencia del síndrome clásico, aquí la víctima no es forzada a estar en algún lugar, sino que lo hace por su propia voluntad.

El síndrome de Estocolmo laboral se encuentra estrechamente vinculado a los estudios de comportamiento de equipos y grupos de trabajo expuestos a situaciones de hostigamiento laboral que se dan en aquellas empresas cuyas condiciones de trabajo y/o estilos gerenciales son inadecuadas, hostiles e incluso reprochables.

Tecnoestrés: fatiga informativa 

Algunos la definen como una nueva psicopatología en la era digital. Según Jonathan García-Allen, psicólogo y director de comunicación de Psicología y mente, el síndrome fue bautizado “por el psiquiatra norteamericano Craig Brod en 1984 en su libro Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution, quien primeramente definió este fenómeno como «una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable”.
Otra definición, ya más reciente, que recoge García-Allen corresponde a Marisa Salanova, profesora de Psicología en la Universidad Jaume I de Castellón, según la cual el tecnoestrés sería "un estado psicológico negativo que se relaciona con la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación o con la amenaza de su uso en un futuro". Ese estado viene condicionado por la percepción de un desajuste entre las demandas y los recursos relacionados con el uso de las TICs que provoca un alto nivel de activación psicofisiológica, malestar y el desarrollo de actitudes negativas hacia las TICs.
El Síndrome de Cronos: miedo patológico a ser desplazado 


Suele afectar a las personas que ocupan puestos superiores atenazados por el miedo a ser desplazados o sustituidos. Proviene de la mitología griega y el miedo del dios griego Cronos a ser destronado por sus hijos. En el mundo de las organizaciones empresariales suele relacionarse con perfiles ejecutivos que impiden que su equipo o los subalternos destaquen por miedo a perder su reputación. El mismo desprecio que suelen manifestar con los empleados se traduce en absoluta obediencia cuando tratan con sus superiores.


El Síndrome de Anat: ganar prestigio con ideas ajenas 


Los expertos lo relacionan con la conducta deliberada de una persona o un grupo de apropiarse de ideas ajenas para atribuírselas como propias y presentarlas como tal ante sus superiores. Se trata de una conducta que suele relacionarse con los mandos, pero puede darse en cualquier nivel dentro de la organización dado que son conductas oportunistas, con pocos valores éticos y más propia de empresas de organización vertical en la que más que incentivarse el talento personal, se atiende a los mandos. La consecuencia puede ser la fuga de talento, desinterés en el trabajo y malas relaciones laborales.


El Síndrome de Bergerac: no querer ser reconocidos 


De baja autoestima puede considerarse tanto a aquel que se apropia de las ideas ajenas para destacar, como el que las oculta y se empeña en pasar desapercibido dentro de la organización. Es a los de esta segunda categoría a quienes se les atribuye el denominado Síndrome de Bergerac. Suelen ser personas con falta de confianza en sí mismos que ceden de forma voluntaria sus logros o méritos profesionales a terceros. Otra peculiaridad es que este síndrome no se relaciona con un determinado estilo gerencial.


El Síndrome del Burnout: quemado por el trabajo 


Este es uno de los más conocidos y estudiados. El Síndrome de Burnout (quemado) se entiende como una respuesta al estrés laboral crónico caracterizado por la desmotivación, el desinterés, el malestar interno o la insatisfacción laboral que parece afectar en mayor o menor medida a un colectivo profesional importante. Se relaciona más con aquellas profesiones de alto contacto con personas y con horarios de trabajo excesivos. Según Malasch, una de sus investigadoras, estaría caracterizado por tres dimensiones interrelacionadas: El agotamiento emocional, la despersonalización y la realización personal.


Síndrome de malingering: el enfermo imaginario


Advierte Javier Miralles que no hay hay que confundir el de Münchausen con el Síndrome con el malingering, que consiste “en la producción intencionada de síntomas físicos o psicológicos desproporcionados o falsos, motivados por incentivos externos como evitar un trabajo, obtener una compensación económica, etc., ya que esta simulación puede representar un comportamiento adaptativo (fingir una enfermedad mientras se está cautivo del enemigo en tiempo de guerra puede aumentar las expectativas de supervivencia)”.

Mobbing: acoso laboral

Es un tipo de violencia laboral, ejercida por personas sin distinción de género, de forma sistemática y por un tiempo prolongado con el objetivo de provocar daño deliberado. El acoso laboral en el trabajo, conocido comúnmente a través del término inglés mobbing: ‘asediar’, ‘acosar’, ‘acorralar en grupo’, es tanto la acción de un hostigador o varios hostigadores conducente a producir miedo, terror, desprecio o desánimo en el trabajador afectado hacia su trabajo, como el efecto o la enfermedad que produce en el trabajador. Una situación de acoso muy prolongada en el tiempo, además de enfermedades o problemas psicológicos, puede desembocar, en situaciones extremas, en el suicidio de la víctima. 


Karoshi: trabajar hasta morir


Hace referencia a unos niveles extremos de estrés por exceso de trabajo que pueden acabar en muerte. El término proviene de Japón y se asocia al exceso de trabajo en ambientes sumamente competitivos y en los que se exigen altísimos niveles de producción. karoshi, la persona que dio nombre al síndrome, sería la primera víctima al tratarse de un joven de 29 años, empleado de un famoso periódico, que sufrió un paro cardiaco.
Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), en países como Japón más del 20 % de los trabajadores se enfocan en jornadas interminables de trabajo que tienen un mínimo de 12 horas diarias para escapar a sus problemas personales. Derrames cerebrales y ataques cardiacos suelen ser la causa que está detrás de la muerte súbita que le caracteriza afectando más a altos ejecutivos mayores de 40-50 años.

El síndrome Münchausen: los salvadores de la empresa

El sindrome de Münchausen es un trastorno psicológico por el cual el que lo padece exagera o inventa una enfermedad o lesión. También puede estimular compulsivamente una enfermedad física o mental ya existente para agravarla y buscar atención médica. Según Javier Miralles, psicólogo de la Asociación Víctimas de Accidentes y Enfermedades laborales (AVAEL), "los Münchausen laborales (ML) son personas que fabrican u organizan conflictos únicamente con el fin de resolverlos y, con ello, ganarse notoriedad y labrarse una imagen social dentro de la empresa".
Fuera del entorno laboral, son personas con problemas emocionales severos que buscan el reconocimiento social a través de su capacidad para cuidar de enfermos a su cargo. Dentro de un equipo de trabajo o de la plantilla de una empresa serían aquellos trabajadores a los que se le tilda de "salvadores de la empresa". Gente "muy involucrada con los problemas, normalmente supervisores que dedican demasiado tiempo y recursos para resolver una situación conflictiva haciéndolo además de manera ostensible e informando de sus logros a la gerencia de la empresa. Pero si analizamos minuciosamente la situación, podemos encontrarnos, en algunos casos, con que el propio "salvador" es parte del origen del problema, dice Javier Miralles.

Síndrome Boreout: aburrimiento crónico en el trabajo

Los psiquiatras suizos Philippe Rothlin y Peter R. Werder identificaron en 2007 un nuevo síndrome laboral que denominaron Boreout, que podría traducirse por "aburrimiento extremo". Este fenómeno se produce cuando existe la combinación peligrosa de tres elementos: aburrimiento del trabajo, escasa exigencia por parte de los superiores y desinterés debido a la ausencia de tareas. Las principales consecuencias son que el individuo se siente insatisfecho, desesperado y sin interés. Según Juan Moisés de la Serna, doctor en Psicología, la inacción en el puesto de trabajo se acaba convirtiendo en fuente de estrés. Entre las causas que identifica se encuentran: la falta de planificación, duplicidad de funciones en otros puestos, acaparamiento de las tareas más motivadoras por parte de los superiores u otros compañeros, tareas muy rutinarias, sobre-cualificación para el trabajo que desempeña o falta de promoción interna, entre otros.
Entre las causas que identifica se encuentran: la falta de planificación, duplicidad de funciones en otros puestos, acaparamiento de las tareas más motivadoras por parte de los superiores u otros compañeros, tareas muy rutinarias, sobrecualificación para el trabajo que desempeña o falta de promoción interna, entre otros.

Por último, se hace necesario hablar del SÍNDROME LABORAL en sí.

Este padecimiento está vinculado al uso indiscriminado de las nuevas tecnologías y a la adicción a las redes sociales.
El síndrome laboral o síndrome 24×365 se presenta a nivel mundial, aunque en los últimos años se ha acentuado en México, Japón y otros países asiáticos, que registran el mayor número de días laborales en el mundo.
Las nuevas tecnologías han propiciado que los profesionistas prolonguen sus horarios de trabajo hasta 24 horas al día los 365 días del año, lo que ocasiona de manera paradójica baja productividad paulatina.
Las personas manifiestan síntomas del estrés prolongado que se traduce en dificultad para trabajar en equipo, ansiedad y nerviosismo, y se rehúsan a tomar descansos, tienen más de un año sin vacaciones y están “conectadas” todo el tiempo.
Para evitar este síndrome se recomienda no contestar llamadas de la oficina ni revisar correos electrónicos fuera del horario de labores, no llevar tareas pendientes a casa, tomar 15 minutos de descanso por cada hora y media de trabajo. Además de ocupar los días no laborales en descansar, salir con amigos fuera del círculo laboral, tener un hobby y tomar vacaciones.
Fuentes consultadas: Revista Fortuna / Revista Emprendedores

Publicar un comentario

Articulo Anterior Articulo Siguiente