Cómo se construye la empatía?

Como padres, como educadores sabemos de la importancia del aprendizaje emocional en nuestros niños. Ya no tenemos excusas para ignorar o desatender semejante obviedad. 

Es una tarea ardua, claramente, la de facilitar herramientas en el hogar y la escuela que promuevan un desarrollo de habilidades emocionales óptimo. También es laborioso comprometerse y llevar a cabo programas de inteligencia emocional para profesores, educadores y familias. Además es una tarea que normalmente asume el centro educativo. 


Sin embargo las habilidades emocionales comienzan a gestarse desde el nacimiento. Todo empieza por la mirada que dirigen los padres hacia sus retoños. La mirada del amor es la que abre la puerta. El gran primer paso de comunicación queda así establecido. Las caricias, las atenciones, la vigilancia, el cuidado, la voz, la escucha activa. Todo parte de los padres que conscientemente o no, son los grandes hacedores y maestros de ese universo emocional infantil.



Manos unidas


Muchos padres acuden a mis cursos de inteligencia emocional parental con muchas dudas y preguntas. Casi siempre enfocándose en los desaciertos, obstáculos, incidencias tales como berrinches y miedos en los más pequeños e incomunicación, rebeldía o falta de autoestima en los mayores. Quieren hacerlo bien, se sienten responsables. La buena noticia siempre es que PUEDEN hacerlo bien, y NUNCA es tarde para reconducir. 

Pero hay que empezar por ellos mismos. Se asombran cuando mis dinámicas se dirigen a ellos, se sorprenden reconociendo carencias propias que desconocían. Se alegran entendiendo que la lógica clama empezar por uno mismo.

Si se quieren hijos emocionalmente inteligentes se requieren padres emocionalmente inteligentes. Y el punto de partida es reconocer, identificar, aceptar y dar respuesta a las emociones. Ahí empieza la empatía para ellos: saberse ignorantes de un camino tan sencillo para lograr sacar lo mejor en las personas que tienen bajo su cuidado. 
Y entienden que si ellos se sienten poderosos y seguros es porque alguien les animó y aprobó en su momento. Hubo alguien que los amó y les demostró ese amor.


Generas tú, como padre o educador confianza en tus niños? Los estimulas hacia el optimismo, la aceptación, curiosidad sin estrechez, placer por aprender y permiso para equivocarse?

Sabías que el éxito escolar, por ejemplo, nada tiene que ver con sus capacidades lectoras sino con habilidades emocionales?

Por tanto, la empatía se construye desde el primer contacto con otro ser humano. Si queremos niños empáticos, seamos adultos con contacto de calidad.



Publicar un comentario

Articulo Anterior Articulo Siguiente