“Cuando las cosas me van bien estoy fuerte y segura, me valoro. Pero cuando las
cosas no salen como yo quiero empieza a deteriorarse mi autovalía y comienzo a
sentirme insignificante….”
Te suena este discurso? Se presenta cuando lo bueno
o malo que pasa fuera de ti (lo que llamas éxito o fracaso) marca tu
autovaloración. En psicología lo nombramos como Autoestima Fortuita.
Fíjate en los siguientes ejemplos:
-Hoy me han dicho varios piropos por el pelo #Qué guapa
me siento#
-Nadie me ha mirado hoy por la calle, ni siquiera
los hombres mayores #Me estoy haciendo vieja, ya no resulto atractiva#
-No ha escuchado ninguna de mis sugerencias, con lo
buenas que son #Estoy cansada de que me ninguneen#.
Sea que tu autoestima está supeditada a varias áreas
o sólo a una (el apoyo familiar, el atractivo, los logros en el trabajo o los
estudios, etc.) el “éxito” o “fracaso” que atribuyes a ellas, marcará la forma
en que te valores y quieras. Como ves, cuando tu autoestima es fortuita SIEMPRE
SIEMPRE depende de hechos exteriores, y fluctuará según el grado de
aprobación-desaprobación que percibas.
Claro que esto es factible que te suceda porque
sueles destacar en algún área. Si eres una alumna de sobresaliente entonces te
dolerá terriblemente en tu autoestima cuando suspendas. Si eres una mujer que
pasa desapercibida por su aspecto físico y suele verse eclipsada por amigas estéticamente
más llamativas, te sentirás tremendamente guapa si recibes cumplidos estando
con ellas. Me sigues?
Esto es algo que parece muy trivial, sin embargo es
más común de lo que crees en el fuero interno de muchísimas mujeres.
Cómo surge este tipo de autoestima?
Primero porque
la imagen que tienes de ti misma no es consistente. Para que me entiendas, está
“agarrada con palitos y cañicas”, ha sido elaborada en base a lo que te ha ido
pasando exclusivamente. Le has dado poder a los demás para ir construyéndola o
destruyéndola. Y ESE ES EL PUNTO DE PARTIDA PARA CAMBIARLA, reconocer que
sólo eres tú la que sabe quién eres y lo que tanto vales.
Segundo, tu creencia de que tu autoestima es la que
es y no se puede hacer nada al respecto. Que naciste y morirás con la
autoestima que te ha tocado. Déjame decirte que la autoestima no tiene nada que
ver con la genética, se compone de experiencias, aprendizaje y otras
estructuras que la van conformando y moldeando como la autoimagen, el
autoconcepto, la autoeficacia, etc. No es algo estático y puedes ir fortaleciéndola
y desarrollándola.
Cómo desprenderse de esa concepción fortuita?
Tienes que saber que tanto los logros como los
desatinos son los que fluctúan en el río de la vida, vienen y van. Pero tanto
los hechos exitosos o frustrantes como tus cualidades buenas o malas no son tú.
Intenta ser menos exigente y más comprensiva con lo
que pasa. Intenta disfrutar más y esperar menos. Intenta aceptarte con una
sonrisa y no competir contigo misma buscando la excelencia pero alejándote de
la felicidad.
En suma, para empezar, decide separar los hechos de
tu esencia. Decide comenzar a ver con otros ojos tu retrato interno y haz todo
lo que tengas que hacer para que la mujer que realmente eres emerja con fuerza.
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